La más común es la distrofia lipídica, o sea presencia de colesterol en la capa media de la córnea. Consiste en la presencia de una opacidad central o excéntrica de tamaño variable, a veces muy leve que apenas se distingue y otras más notorias de aspecto centelleante brillante como cristales de azúcar. Generalmente se presenta en ambos ojos, pero no siempre de forma simétrica.
Su origen es generalmente hereditario y cuando la lesión es progresiva, se debe realizar un análisis de lípidos y lipoproteínas.
En la mayoría de los casos, la mascota no manifiesta malestar alguno y su visión no se ve afectada mientras no incremente su diámetro y densidad.